jueves, 8 de marzo de 2012

Futuwah, Tratado de caballería sufí. Al Sulami. Análisis y comentario.






AL SULAMI
FUTUWAH
TRATADO DE CABALLERIA SUFI.

Análisis y comentario.





     “Dios - ¡exaltado sea! – dijo: “Hemos oído a un joven (Fata) llamado Abraham hablar de ellos” 21:60. Lo llamó Fata porque abandonó todo a Dios: su persona, su familia, sus bienes y a sus hijos.

     Dio todo a Aquel a quien todo pertenece.

     Se apartó del universo y de lo que contiene cuando fue designado con el nombre de la Futuwah.” (1)

     Consustancial a la espiritualidad islámica es este Tratado de caballería sufí, Futuwah,  entendido desde el punto de vista espiritual y ético (adab) (2), ya que se sustenta sobre un principio determinante de islam: la subordinación de toda acción a una consecuencia espiritual. En esto reside el auténtico sentido de la Futuwah. Este sentido recorre  la tradición espiritual, que, desde una cadena profética universal, transmite el mensaje divino revelado a todos los pueblos de la humanidad de todos los tiempos.

     Abu’Abd al Rahman al Sulami (325/932 - 412/1021) fue el encargado de transmitirnos este compendio de enseñanzas y preceptos de  diferentes maestros, según una cadena de transmisión iniciática (silsila) (3), que refleja la ciencia sufí de la excelencia o nobleza en el comportamiento (makarim (4) al ajlaq). (5). Una experiencia de conocimiento y desarrollo espiritual que, Al-Sulami, nacido en Nishâpur, en el Jurasán, conocía de primera mano desde su infancia, pues nació y se crió entre sufíes.  Este conocimiento propio del camino sufí, facilitó que Al-Sulami recopilará, de una forma clasificadora y sintética, todo el elenco de sentencias y dichos recogidos en este Tratado de caballería sufí. En el mismo se reseñan la cohorte de, podríamos decir, “caballeros espirituales”, que han establecido los valores más intrínsecos al recorrido espiritual del tasawwuf (sufismo). (6).

     Desde el punto de vista del sufismo, los nobles atributos del “hombre perfecto” (al-insân al-tamil) reunirían las cualidades sobre las que se asienta la Futuwah: el respeto a los demás, el sacrificio del ego (nafs) (7), la devoción, la ayuda a los débiles y a los desvalidos, la amabilidad hacia todo lo creado, el mantenimiento de la palabra, la solidaridad, el desprendimiento, el olvido de las afrentas, la protección mutua, la indulgencia, la humildad, etc. Estos valores se ven refrendados por unas características propias que deben sobresalir en el iniciado, en su acercamiento espiritual a Dios a través del tasawwuf: no prestar nunca oídos a lo malo que se diga de un hermano, no murmurar ni recordar defectos de un amigo, practicar una verdadera humildad, ver las propias carencias, perdonar el daño que a uno se le hace, dar sin petición y testimoniar una fidelidad constante al que fue compañero en tiempos difíciles. (8).

     Todas las características reseñadas anteriormente confluyen en las dos virtudes esenciales que engalanan la Futuwah (9):  la generosidad y el servicio al prójimo. El hecho de preferir al prójimo sobre uno mismo, es uno de los más altos grados de realización espiritual posibles, siendo realmente una forma de la wilaya (10), cercanía o proximidad a Dios; entendida como conciencia de haber disuelto su voluntad personal en la de su Señor. La Voluntad de Dios es la suya. Así queda recogido en el Qur’an: “¡Oh, en verdad, quienes están próximos a Dios - nada tienen que temer y no se lamentarán: aquellos que llegaron a creer y han sido siempre conscientes de Él.” (10:62-63).  Algunas veces la wilaya se concede a una persona desde, e incluso antes, de su nacimiento. El sentido profundo y trascendental que el tasawwuf alcanza a vislumbrar sobre esta premisa se inserta en la denominada Voluntad de Allah qadar (11). Antes que nada, el qadar (la realidad que se te impone), es una realidad fundamental para el muslim, sustentada sobre el principio básico del tasawwuf que considera la acción como el modo propio del ser humano de estar en el mundo. Ahora bien, en el caso de un sufí, estar en el mundo, es no ser del mundo, no estar apegado a él, y al mismo tiempo vivir con los pies bien puestos en la tierra. El sufismo (tasawwuf) engloba, además de lo espiritual, la forma social, la defensa de la comunidad y la justicia social. Y es aquí donde se deben aplicar los preceptos que Al-Sulami transmite en su Futuwah.  Para el cumplimiento del qadar el hombre debe actuar según lo que mejor cree. Ahora bien, Todo responde a la decisión de Allah, pero, Su Voluntad cambia, por lo que en realidad nos hacemos conscientes de que estamos dotados de una voluntad que da expresión Real a Su Voluntad.

    “Se indulgente con la naturaleza humana, y ordena la conducta recta; y aléjate de todos aquellos que prefieren seguir en la ignorancia” (7:199) (12). En el momento de la Revelación de este versículo coránico “...el Arcángel Gabriel vino a buscar al Profeta y le dijo: “Oh, Muhámmad, te he traído la excelencia del comportamiento (...); (consiste en) que perdones al que ha sido injusto contigo; que des al que te niega su dádiva; que visites al que se ha desviado de ti; que te apartes del que da pruebas de incomprensión hacia ti, y que practiques el bien con el que actúa contigo por el mal”.(13). El espíritu del comportamiento caballeresco sufí de la Futuwah está integrado en el Mensaje de la Revelación anteriormente expuesto. Por tanto, la culminación en la Revelación supone la plena coincidencia de la realidad espiritual y el modo de comportamiento ético de la Futuwah. Ésta es la esencia y el grado más elevado de la iniciación espiritual en el universo islámico y es, en sí misma,  un foco de orientación para el peregrino en su acercamiento espiritual a Dios.

     En un principio el término Futuwah se aplicaba también a organizaciones sociales determinadas que se manifestaron, según las épocas, de distintas formas. Las organizaciones más antiguas estaban relacionadas con la ciudad islámica primitiva, como Madaïn, en la que aparecieron las estructuras iniciáticas de las hermandades musulmanas. La Futuwah fue, por tanto, la palabra que designaba el código de conducta y comportamiento de estas asociaciones. Este comportamiento, basado en la nobleza de carácter, makarim al ajlaq, anteriormente mencionado, se desarrollará aún más en el marco de las formas de vida comunitaria; donde se insertara la iniciación y enseñanza del sufismo (tasawwuf). Se producirá entonces una integración social entre los gremios sociales existentes y la Futuwah iniciática que practicaban los sufíes.

     Esta conexión entre los diferentes movimientos de la Futuwah y el tasawwuf  desembocará en el reconocimiento social que realizará el califa abasida Al Nasir li Din Allah (m.620/1233), al establecer una filiación iniciatica de la Futuwah, otorgando carácter oficial y aristocrático a la misma. (14). Este califa recibe la investidura de manos de uno de los grandes representantes de Bagdad: Al Shayj ´Abd al Yabbar y eligió la figura carismática de Omar Suhrawardi (15) para que constituyese su institución iniciatica y escribiese para él tratados sobre la Futuwah.

     La Futuwah pretendía ser un instrumento de educación y de iniciación espiritual; en el plano temporal y en el espiritual, era un medio de movilizar a los diferentes medios sociales hacia los valores espirituales del Islam. Se convierte de esta forma en un camino o sendero espiritual (tariqah) (16), y en un modo de realización ascendente, sustentado sobre la transmisión ininterrumpida de una influencia espiritual que emana del Profeta.

     Se inicia este Tratado de caballería sufí (Futuwah), mostrando alabanzas y sentimientos de gratitud hacia Dios, (17), “...por haber clarificado...los caminos de la Futuwah en los cuales se realiza toda virtud. El, que la ha colocado por encima de toda infamia o defecto y la ha elevado a lo más alto” (18).

     Destaca Al-Sulami que la nobleza de comportamiento y la elevación espiritual ha sido seguida y engrandecida desde Adán hasta nuestros días por todos los profetas enviados y por todos los que Él ha elegido y acercado. Así han evolucionado a través de diferentes etapas y grados de conocimiento, siguiendo este camino de la verdad  y la unidad (Tawhid) (19), por Voluntad divina nombres como: Adán, Abel, Seth, Idris (Enoch), Noé, Ad, Hud, Salih, Abraham, Ismael, Lot, Isaac, Jacob, Job, José, Dulh Kilf, Shu’ayb, Moisés, Aarón, Al Raquim, David, Salomón, Jonás, Zacarías, Juan, Jesús, Muhámmad, Abu Bakr, Omar y el elenco de místicos continuadores de esta  tradición espiritual. Son de reseñar aquí,  las palabras de Henry Corbin referidas a lo que se denomina “los siete profetas de tu ser “ aplicadas a los “centros sutiles“ psicoespirituales (latâ’if) en correspondencia con las realidades proféticas. (20).

      Todos ellos son portadores de un único legado, una única revelación (wahy) y una única Realidad para la humanidad: el ser humano  ocupa el centro cósmico que le corresponde cuando se somete  a la Palabra revelada, increada y transmitida en una sucesión continua de profetas que con su Presencia viva hacen Realidad revelada. Y esto ha sido transmitido en el Qur‘an; de ahí que todos ellos sean considerados muslim, enraizados con la tradición de Ibrâhîm (hanif) (21). Es decir, aspirantes al sometimiento a la Voluntad de Dios (islâm), tener plena confianza en El (îmân), y desarrollar la excelencia de observar el reflejo de Dios en Su creación (ihsân). (22). Reside en esto la profunda trascendencia de la futuwah: todos los enviados y continuadores de esta tradición primigenia y primordial, son una misma y única creación continua,  jalq al-ÿadîd, que está teniendo lugar a cada instante, o sea,  presente y ahora.  Intrínseca a la condición natural y esencial del ser humano, en el camino espiritual que lo conduce a la adoración a Dios, su única meta e inicio, en palabras de Al-Ghazali (23).

      Considera Al-Sulami la Futuwah como inseparable a todas las tradiciones espirituales que han conformado el acervo cultual del monoteísmo y las religiones abrahámicas.  Ibrâhîm aparece en el Qur’an de una forma palpable en la concepción del camino de islam, y, es Muhámmad quien lo actualiza mediante la revelación coránica,  fundamentando su Misión profética en la continuidad del Mensaje de aquél. Sin embargo es importante destacar que el Qur’an continuamente  ha hablado de ahl al-Kitab: “gentes del Libro”, por lo que no estaría justificada la expresión “las tres religiones del Libro“; es decir, siempre referido a personas y no a instituciones o doctrinas, considerando realmente que todos los pueblos de la tierra han tenido sus profetas, en todas las lenguas. Es evidente que cada Profeta ha ocupado el lugar que le correspondía en el ciclo continuo y abierto de la profecía y con ello se ha conseguido la accesibilidad de todos los creyentes a una experiencia plena de la Realidad. En este empeño se inscriben todos los preceptos y dichos de tantos servidores que a esta tarea se han conjurado y que integran la Futuwah. (24). 

     Una definición introductoria del significado y la dimensión que alcanza la Futuwah la encontramos a través de las propias palabras de Al-Sulami: “Sabe que ésta es la conformidad con el orden divino, el abandono de toda bajeza, la realización de un comportamiento sublime, de virtudes interiores y exteriores, secretas y públicas. No hay estado ni momento que no tenga su propia Futuwah, una Futuwah hacia tu Señor, hacia tu Profeta, hacia sus compañeros, hacia los Santos entre nuestros antecesores, hacia tus Shayjs, tus hermanos en Dios, tu familia, tus hijos, tus parientes o los ángeles que dan testimonio de tus acciones”. (25). De estas palabras se puede desprender la indisoluble inmanencia que alcanza la relación del ser humano con Su creador a cada instante, en su vida, en su acción diaria (amal), (26), en la realidad que se le ofrece. “Dios no pide nada a nadie más allá de sus posibilidades. Lo que uno haya hecho, redundará en su propio bien o en su propio mal”, nos dice el Qur’an, 2:286. (27).

     El compromiso en la Futuwah es, por tanto, con uno mismo, la acción perfecta es la que transforma a su autor y ésta encuentra su fuente en una intención que debe unificar toda voluntad antojadiza o deseo vano que el individuo pueda desarrollar. He aquí, sin duda,  lo que  Muhámmad denomina “la gran guerra santa” (al-yihâd al-akbar), el esfuerzo para lograr el salâm (paz infinita), pero hacia dentro, (hacia uno mismo), combatiendo todo aquello que lo obstaculice. “Toda alma es el rehén de sus actos”, dice el Qur’an y la tradición agrega “A cada uno le será dado aquello hacia lo que tiende” lo que convierte a la Futuwah en un modo de ser verdadero y providencial, es decir, sin más  amparo que el de Dios. Esto significa que la acción no puede llegar a ser, por si sola,  un camino iniciático, deberá existir, más bien, una intención (niya), (28), permanente con la que la Voluntad  se identifique.(29).

     Es en este plano de la acción verdadera, de la vivencia como forma de vida espiritual que recorre la Futuwah transversalmente, donde encontramos la verdad del maqam, (estado, grado espiritual), del tawakkul, (abandono en Allah). (30). En palabras de Yaratul-lah Monturiol, tawakkul “es la conducta de aquel que se comporta como el cadáver en manos de aquel que lo lava, pues ha extinguido la vanidad de su nafs, y sólo le resta contemplar en cada instante lo que Al-lâh hace con él” (31). Lo cual nos conduce a uno de los más insignes exponentes de la Futuwah, Abul Qasim al Yunaid (m.298/910) quien manifestará que este camino de caballerosidad espiritual “consiste en abolir la visión (del “yo”, del “ego”) y romper todos los lazos (de consideración social distinta a la relación directa con Dios)”.(32) El mismo Yunaid, guia del tasawwuf en Bagdad, explicita el grado espiritual de tawakkul con una profundidad sobrecogedora :” (...) es ser de Al-lah del modo en que eras de Él cuando no existías”. Y su discípulo Al-Hallaÿ (33) declarará: “Tawakkul es la calma del corazón bajo las acometidas del qadar”. Y es en la realidad del martirio que encontró  Al-Hallaÿ, en su estado de voluntad arrebatada por Él, siendo mutawakkil ,(34), donde adivinamos el matiz sutil que encierra ese postulado. Más acorde aún, con ese grado espiritual es Al-Hallaÿ, cuando, refiriéndose a Al-lah asevera: “Pretender conocerle es ignorancia; persistir en servirlo, irrespetuosidad; prohibirse combatirlo, locura; dejarse engañar por su paz, tontería; discurrir sobre sus atributos, divagación”.(35) Podría deducirse un estar en presente alcanzado por Al-Hallaÿ, en Al-lah siendo, antes que nada, pura impermanencia,  acción de lo que actúa y cambio de lo que cambia, motivo para el abandono en el fluir de lo que sucede. El que se abre a Al-lah, el que se expone a Al-lah y por eso mismo,  el que se protege con Al-lah (mumin), siendo, de nuevo, el que se mueve en el mundo de lo Real, en el que tiene lugar Dios; aplicando las cualidades de la Futuwah.(36).

     En el desarrollo de las características atribuidas a la Futuwah se alcanza el efecto transmutador al que se refiere Nabiullah: (37) “El mumin es espejo para el mumin”. Es decir, uno puede ver en el otro lo que no puede ver en sí mismo, de manera que puede beneficiarse de ello aprendiendo a ver sus propias faltas, mientras que abandonado a sí mismo perdería esta ventaja. Este contrastarse continuamente en acercamiento en Al-lah, puede conducir al mumin a un grado mayor de elevación espiritual.  El misterio que recorre este hecho viene a corroborar, en cierta forma, las palabras de  Abd al-Qádir al-Yilani : “Allah estará junto a ti cuando hayas roto tu corazón y dentro no quede nada: entonces, Allah volverá a hacerte, y depositará en ti una Voluntad Infinita. Y tú volverás a morir en esa Voluntad Infinita, para que Él de nuevo te reconstruya con otra Voluntad que no tiene nombre. Y volverás a morir en esa Voluntad que no tiene nombre, y Él te rehará con otra, y así hasta que se cumpla tu plazo y se produzca el encuentro. Esto es lo que significan las palabras: “Yo estoy junto a los que han roto sus corazones por Mí”. (38).

     En esta “indigencia real” del discípulo en el camino de la realización, es, de nuevo,  en la acción (amal), antes que en el saber teórico o las especulaciones metafísicas,  donde pondrá mucho más el acento, Abu Hafs al Nisaburi,(39), uno de los maestros más célebres y más antiguos de la Futuwah. Su enseñanza tuvo como punto central la abolición de toda búsqueda de una  gratificación o recompensa en ad-duniâ (la realidad superficial) o en al-âjira (la realidad trascendente). Es decir el desarrollo de una auténtica sinceridad y una verdadera rectitud de intención (ijlás), y al mismo tiempo, sin tener miedo a la verdad, eliminando la hipocresía, el disimulo de forma completa y todos los recovecos de su “yo” (sidq).(40).

     Este es el vínculo de unión de la Futuwah con la Malamatiyya,(41) orden fundada entre otros por Abu Hafs, basada en la necesidad de una relación sincera con Dios, que ante todo, debe permanecer oculta a los ojos de los humanos. La experiencia de los sufíes de la orden malamati adquiere su máxima expresión en la reprobación social. Ponen todo su empeño en atraer sobre sí el desprecio del resto de muslim y las censuras y calumnias de los seres humanos. Son especialistas en escandalizar a las gentes con acciones desenvueltas y transgresoras de todo orden y ley, aunque en realidad no lo fueran. Tal actitud constituye para ellos una medida de autodefensa contra la vanidad de la gente  y sobre todo para evitar alabanzas de los demás, combatir así el orgullo y aniquilar el amor propio.

     La Malamatiyya es un makr (ardid - astucia) de Al-lâh. A un malamati no le está permitido juzgar al mundo y a sus gentes, porque estos son Su misma Realidad, la de Al-lâh, quien refleja Su creación mostrándose a través del disloque y desvarío de Su íntimo, que lo oculta, lo preserva y así  protege su tesoro espiritual, en su interior. Su función y responsabilidad consiste en pulir esos defectos mediante la reprobación social, sabiendo que es Al-lâh quien está en todo ello. Al juzgar y criticar la realidad de Al-lâh, incumple su función, se aparta de Él, rechaza la verdadera iluminación que Al-lâh le está ofreciendo, consecución de Tawhid y por tanto desestima el alto grado espiritual que caracteriza al malamati. Es Al-lâh quien extravía al malamati cuando éste juzga Su misma Realidad. Dhû-l-Nûn, el Egipcio dijo de ellos: “Son los que no se preocupan ni de lo que ellos dicen ni de lo que se dice de ellos». (42).

      La Futuwah a la luz de la Malamatiyya y tal como la definió Abu Hafs  consiste en ser recto sin estimarse por ello con derecho a dar lecciones al prójimo. El éxito en esta misión se alcanza en el momento en que el discípulo no tiene ya miramiento a su propio “ego” o sobre el del prójimo, sino que dirige toda su himma (43), hacía Dios sólo. Para Ibn Arabí, el Malami       (palabra que emplea con preferencia a Malamati), es el que, después de haber alcanzado el conocimiento divino, ha llegado, a través de una “realización descendente”, al estado de pura servidumbre en la que ya no tiene ningún  miramiento sobre sí mismo: “No hay nadie, salvo ellos (los Malamiyya), que haya alcanzado los grados de la Futuwah y de la excelencia del comportamiento con Dios...”. (44).

     Esta excelencia del comportamiento de la Futuwah consiste, sin duda, en no apartarse de Dios por nada de este mundo o del más allá. Y aquí, vienen a colación las palabras de Rabi’ah al’Adawiyyah (45): “Oh, Señor mío, mi único cuidado en este mundo es acordarme de Ti y para el más allá mi único deseo es verte. Después de esto, haz de mí lo que te plazca”. Sin duda Rabi’ah es una de las figuras cruciales del tasawwuf, destacando sobremanera su sinceridad (ijlas)  que en cierta manera trasciende el concepto de ascesis preconizado por otros servidores, para incidir en la exaltación de su amor a Dios. Si, bien, Rabi’ah distingue entre el enamorado “egoísta” de Dios, que aspira al paraíso, y el enamorado desinteresado, que piensa sólo en el amado divino, en complacer a Dios. Para ella, el amor (hubb) (46) significa reunión en Dios, con exclusión de todo lo demás. La Futuwah adquiere a través de Rabi’ah el punto de partida fundamental para entender las etapas del amor.  Aunque no llegó a elaborar un análisis detallado del amor más allá de esa distinción básica, de nuevo Ibn Arabi la destaca en su “al-Futuhat al-makkiya”: “ella es la que analiza y clasifica las categorías del amor hasta el punto de ser su intérprete más famosa”. La tradición sufí atribuye de forma unánime a Rab’iah estos análisis del amor y la considera el prototipo del puro enamorado de Dios. (47). Nos refiere Al Sulami al respecto  que la Futuwah es también atraer hacia uno el Amor de Dios haciéndose amar por sus santos.  No hay que olvidar que Al Sulami para transmitir las palabras de los sufíes utilizará las mismas técnicas de narración que se emplea con los hadices proféticos. De esta forma referido a  Abu Yazid Al Bistami (48), respondiendo a la pregunta de un hombre que quería saber por qué obra podía acercarse a Dios, dijo: “Ama a los que Dios ha amado (Awliya’Alá) y procura hacerte amar por ellos, pues Dios mira en el corazón del santo setenta veces cada día y cada noche. Quizás encuentre tu nombre inscrito en el corazón de uno de ellos. Te amará entonces y te cubrirá con su perdón”. (49)

     La Futuwah es, por tanto, la realización espiritual del santo, realización ascendente, de evolución espiritual y realización descendente, cuyo supremo logro es borrar su perfección a los ojos de todos los humanos. Manteniendo un comportamiento exterior en perfecta armonía con el estado interior. La aspiración de todo muslim es alcanzar el don de una  nobleza de comportamiento elevada y el favor de poner en práctica los caminos de la Futuwah y todos sus principios (50). Para Ibn Arabi el modelo por excelencia del tipo de realización espiritual propio de la Futuwah es Muhámmad (51). Para los que no han podido captar su realidad esencial (‘ilm al-haqîqa) (52) no es más que un hombre como todo el mundo, pero éstos no pueden ver más que esta actitud de humildad y de servidumbre, prototipos de la Futuwah. Todo ello revestido con la afirmación de la grandeza y del conocimiento divino (marifa) (53) que es la más profunda realización espiritual revelada en el Qur’an.(54): Y dicen: “¿Qué clase de Enviado es éste que se alimenta y pasea por lo mercados? ¿Por qué no se la mandado de lo alto un ángel que sea, junto a él, monitor…? ¿Por qué no se le ha dado un tesoro o por qué no tiene un jardin de cuyos frutos pueda comer…? (C.25.7/8)(55).
    






















NOTAS.

(1). Al Sulami, Futuwah, Tratado de caballería sufí, Introducción y notas por Faouzi Skali, Traducido del francés por Antonio López Ruiz, Ediciones Paidos, Barcelona, 1991. Pág. 45.

Futuwwa, vigorosidad, fuerza; es la característica de fatâ (de la misma raíz de fatuá) en plural fitiân (hombre en edad de fuerza) o falayaât (mujer con vigor. Esta raíz F-T-Y tiene el significado de destacar en fuerza jovial, generosidad de corazón y nobleza. En realidad el término sirve para describir que se está en estado permanente de juventud.” (Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, Córdoba, 2006, Págs. 31 - 32.

(2). Sobre la ética en el comportamiento (adab), consultar “Adab and Revelation“,  http://www.ibnarabisociety.org/articles/adabandrevelation.html y “Adabhttp://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/53/adab_ante_Allah.htm

(3). En palabras de J.A. Antón-Pacheco, el término silsila más que “cadena iniciática” a través de una transmisión histórica, supondría hablar, de una filiación espiritual. Es decir, una línea que une y conecta a diferentes pensadores, filósofos y místicos que tienen en común la experimentación de realidades espirituales semejantes y expresadas con modos también semejantes.

(4). Referido al ideal musulmán de la búsqueda y perfección de las nobles cualidades de carácter, haciendo mención a un célebre Hadiz; el Profeta dijo: “He sido enviado para perfeccionar la nobleza del comportamiento (o de las costumbres). Referido entre otros por Malik, Muwatta, Husn al Khuluq.

(5). Makarim, “...rasgos propios del carácter y el comportamiento de los beduinos, son la ética del desierto. En una ocasión el Rasúl Muhámmad ( s,a,s) dijo que él era tan sólo un restaurador y un impulsor de los Makârim. El Islam siempre insiste en la necesidad de fundar una ética basada en lo mejor de las actitudes de los nómadas“.  http://www.islamyal-andalus.org/Cultura-15.html

 (6). Sobre el significado de tasawwuf (sufismo) serían interminables las citas y con ello tampoco se conseguiría definirlo . Para ello consultar el siguiente rosario de sentencias y definiciones en concordancia con las inventariadas sobre Futuwah por Al-Sulami; como muestra la siguiente: El Tasawwuf es el resultado de la acción correcta y el fruto de los estados espirituales más puros”. http://www.verdeislam.com/VI_18/hikam_ibn.html.

Y sin duda, una de las más notables y que aún hoy puede considerarse como muy  real: “El tasawwuf es hoy, un nombre sin realidad, cuando antaño fue, una realidad sin nombre“. Hujwiri, Ali bin Uthman al-, The Kashf al-Mahjub, Trad. al inglés por R. A. Nicholson, Labore, Islamic Book Foundation, 1976.
Otra definición significativa: ”El objetivo del Sufismo, Tasawwuf, es el conocimiento de la Realidad Absoluta desde el ojo del corazón” en “Sufismo, una realidad esclarecida” http://www.webislam.com/?idt=7992

De uno de los más ilustres:“Ibn ‘Arabi da una concisa definición del término tasawwuf, “sufismo’ o “misticismo islámico”, en un breve tratado de termonología sufí: «El sufismo –dice el shayj al-Akbar- es la adhesión a las buenas maneras (ádáb) prescritas en la Ley sagrada, tanto externa (záhir) como internamente (¿‘aún). Estas buenas maneras son los divinos rasgos de carácter (ajláq iláhiyya). Aplicase también el término al cultivo de los nobles rasgos de carácter y al abandono de los triviales»”.Pablo Beneito Arias:
“Los Nombres de Dios en la Obra de Muhyi-L-Din Ibn al-Arabi“. Madrid. Universidad Complutense de Madrid. 2001

(7). Al-insân al-tamil, (la criatura perfecta), véase :Los ángeles y su servidumbre al Insân Al-Kâmil en: http://www.webislam.com/?idc=2065
Nafs: (yo, ego, alma, sí mismo). http://www.webislam.com/glosario.asp. Uno de los aspectos más críticos para el tasawwuf y, por tanto, característico de la Futuwah, es el rechazo a la denominada “autocomplacencia con uno mismo” (ar-Ridâ ma´a an-Nafs). Consultar  los aspectos inherentes a este estado en: http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/56/la_autocomplacencia.htm

(8). Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006, Págs. 31 - 32.

(9). “...la gente de futuwwa, no eran reconocidos por sus palabras sino por sus acciones, eso que podemos llamar conocimiento útil”. Para más información sobre el término y los conceptos implícitos en el mismo: http://www.islamyal-andalus.org/control/noticia.php?id=1420

(10). Wilaya: Cualidad de walí,  intimo de Al-lâh. Persona que deja a Al-lâh actuar en sí (en uno mismo). Cada paso que da el walí hacia Al-lâh es un avance en la wilaya. La raíz W-L-Y implica las ideas de “alianza, amistad íntima, asistencia mutua, lealtad absoluta”. Dada la complejidad del término y las diferentes acepciones e interpretaciones que tiene, para una más amplia información y otros términos, consultar los siguientes enlaces al respecto:  http://www.webislam.com/glosario.asp    http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/22/wilaya.htm

 La cita coránica en: “El Mensaje del Qur’an”, Traducción Muhámmad Asad, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2001, Pág. 296 y nota 84.

(11). ”El qadar es lo que sucede...El qadar significa que las cosas funcionan aparte de ti, al margen de tu nafs, de la idea que tienes de tu posición en el universo”. Consultar Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam.

Sobre qadar y “destino”, “creación constante“, consultar de Abdennur Prado en:  http://www.webislam.com/?idt=4205.

(12). El Mensaje del Qur’an. Muhámmad Asad. Junta islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, Córdoba, 2001, Págs. 228 - 229. Ver notas respectivas 162 y 163.

En la edición de Julio Cortes, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1979 se especifica esta aleya 7:199, literalmente: ¿Toma el perdón!.

(13). Al Sulami, Futuwah, Tratado de caballería sufí, Introducción y notas por Faouzi Skali, Traducido del francés por Antonio López Ruiz, Ediciones Paidos, Barcelona, 1991. Pág., 26.

 Estas palabras están referidas por Sulami en Al Muqaddima fî-t-Tasawwuf; existe una edición en italiano: Introduzione Al Sufismo (Al-Muqaddima fî-t-Tasawwuf), As-Sulamî, de Demetrio Giordani, en Il leone verde, Torino, 2002, que recoge esta cita en Pág. 80.

(14). Las sendas de Allah Popovic & Veinstein, Ediciones Bellaterra 2000, Barcelona, 1997, (la aparición de las sendas: las jirqa primitivas... Eric Geoffroy), Pág. 62.

(15). Al Suhrawardi (Sihab Al-Din Iahia): Nació en Surrawar, noroeste de Irán, 549/1155 y murió, presumiblemente ajusticiado en Alepo en 1191. Se le conoce como Sheij Al-Ishráq  (el maestro de la iluminación, ishráq significa la salida del sol, el oriente de las luces. Merece destacarse su obra El libro de la sabiduría de la iluminación (kitáb al-hikmah al-Ishráq). Su obra y pensamiento han influido sobremanera en Henry Corbin, sobre todo en lo concerniente al simbolismo cosmológico y angelológico. Véanse:  http://www.jerrahi.org.ar/sec/sufismo/pdf/sufismomistica.pdf

(16). La traducción del término árabe tariqah es cofradía, orden o camino sufí, referido al camino y método espiritual. Se ha dicho que la tariqah es el camino estrecho, la senda que parte de la shariah (ley sagrada)  o  camino  ancho . Los siguientes vínculos aportan claridad  al  respecto: http://www.islamyal-andalus.org/control/noticia.php?id=301 y http://www.islamhoy.org/principal/Novedades/persa.htm

(17). Propio de todo el orbe islámico, no hay autor que no ensalce las alabanzas a Su Señor. Al mismo tiempo, forma parte de la metodología sufï, la utilización de la frase Rabbana wa-laka-l-hamd, El Señor merece todas las Alabanzas que se utiliza cuando el sentimiento de gratitud hacia Dios es muy grande, saliendo directamente del corazón.

(18).  “Futuwah, Al Sulami, ob. cit. ant, pág. 43.

(19). Hacer que algo sea uno y sólo uno. Referido a Al-lâh, contribuir con tu vida a la Unidad de Al-lâh. Hacer posible la reunificación del Todo. Consultar Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Pág. 108.

 El Tawhid contiene una de las premisas fundamentales del islam: “la ilaha illa llah”, (no hay más Verdad (Dios) que Allah).(En “Términos Clave del Islam”, Pág. 59).


(20). “Así el crecimiento del organismo sutil, la fisiología del hombre de luz, progresa por las siete latîfa, cada una de las cuales es uno de los siete profetas de tu ser: el ciclo del nacimiento y del crecimiento iniciatico es homólogo al ciclo de la profecía.(...) La coloración del cuerpo sutil, en el nivel de su nacimiento, muy próximo todavía al organismo físico (“el Adán de tu ser”), es simplemente tiniebla, negra, virando a veces al gris humo; la del alma vital (Noé) es azul; la del corazón (Abraham) es roja; la de la supraconciencia (Moisés) es blanca; la del espíritu (David) es amarilla; la del arcanum (Jesús) es el negro luminoso (aswad nûrânî); es la “luz negra”, la noche luminosa, (...); por último la coloración del centro divino (Mohammad) es verde brillante...” “El hombre de luz en el sufismo iranio”, Henry Corbin, Ediciones Siruela, Madrid, 2000, Pág. 137.

Sobre los “centros sutiles” el siguiente estudio de  Gonzalo Carbó:  http://www.raco.cat/index.php/Convivium/article/viewFile/73203/98795.

El sufí ‘Alâ’ al-Dawlah Simnânî ha descrito los maqâmât, (plural de maqâm, estado, grado espiritual),en términos de los «siete profetas de tu ser“. “El hombre de luz en el sufismo iranio”, Henry Corbin, Ediciones Siruela, Madrid, 2000, Pág. 133.

(21). Hanif: Abrahámico, unitario, monoteísta. Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006, Págs. 34 y 35.

(22).Consultar Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, pág.43.


Consultar la magnífica  aportación de  Mohammed Maanan:” El islam sería la norma y el camino; el îmân sería la actitud para andar el camino; y el ihsân sería el Objetivo que se alcanza tras andar el camino“,en http://www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA46%20Feb.07/LaEsperanza.html

Para Martin Lings, la mejor definición de ihsân es la dada por el Profeta, señalando una directa relación con el conocimiento por el corazón: “La excelencia (ihsân) es adorar a Dios como si Le vieras; y si no Le ves, sin embargo, Él te ve”. ¿Qué es el Sufismo?, José J. De Olañeta. Editor, 2001.

(23).”...el sumergirse totalmente el corazón en la mención del nombre de Dios, y cuyo final consiste en el anonadamiento total (fana) en Dios. Esto último es final en relación a los principios de este camino, que en cierto modo están contenidos en la facultad de elección y adquisición, pero en realidad es el principio del camino y lo que hay antes es como el umbral para el que lo va a recorrer”. Algazel, Confesiones, Alianza Editorial, Madrid,1989, pág. 80.
Sobre la vida y obra de Al-Ghazali véase: http://www.ghazali.org/site-es/index.html.

Sobre el término faná, significa: extinción, desaparición total de la identidad, aniquilación. Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006, Pág. 26.

(24). Véase al respecto: http://www.webislam.com/?idc=2155

(25).    “Futuwah, Al Sulami, Ob. Cit. Ant, Pág. 46.

El término Shayjs se traduce como anciano, maestro.Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006, Pág. 102.

(26). Amal, la acción del ser humano. En sufismo (tasawwuf) la frase  aceptada y reconocida “Al-amal as-saliha“, las acciones que son salih (hombre espiritualmente desarrollado). Consultar glosarios siguientes: Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 7, y http://islamparatodos.org/index.php?option=com_glossary&func=display&letter=S&Itemid=31&catid=13&page=1.

(27). Ob. Cit. Ant. Julio Cortes, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1979, Pág. 124.

(28). Niya, intención. Se dice que la ibada, (acción ritual, práctica del Islam), y el obrar del ser humano, no tiene validez ni sentido sin una intención que la precede, puesto que es la que empuja, avala y justifica la acción. Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 77.

(29). El esoterismo, Luc Benoist, Presses Universitaries de France, París, 1965 http://www.scribd.com/word/full/134819?access_key=civwbovu2jm5e


(31). Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 108.

(32).Futuwah, Al Sulami, ob. cit. ant, pág. 30.
Abul Qasim al Yunaid, fue discípulo de Muhasibi y de Sari al Saqati, y a su vez fue maestro de Hallaÿ, hasta la separación de ambos.

(33). Husayn ibn Mansur Al-Hallaÿ (m. 309/922), es sin duda uno de los grandes fenómenos en  islam, tanto por su vida, obra y muerte, como por su famosa frase: “Ana l-Haqq” (Yo soy la Verdad). Considerado como un signo de Al-lah para la humanidad; destacar que su figura ha transitado, transita y transitara el Universo islámico desde sus confines hasta nuestros días y más allá, (no hay obra mística o de estudio donde no se le rememore, sea para aprobarlo o sea para reprobarlo).

Sobre Al-Hallaÿ pueden consultarse numerosas fuentes, destacamos algunas: http://www.nematollahi.org/revistasufi/leertex.php?articulo=20  y

(34).(...) la persona en tawakkul (del mutawakkil) es que se va entrelazando con todo lo que a su alrededor ocurre y se entrega plenamente a aquello que le llega“. Véase Abdelmumin Aya en: http://www.webislam.com/?idt=1128

 “El mutawakkil ha perdido el control sobre sí mismo y rechaza el orgullo de ser el que fabrica su propio destino. Su consistencia psicológica es la de “ser nadie”, como un vacío dispuesto a ser llenado sin resistencia por la realidad que abra paso ante él y en él“. Véase http://www.webislam.com/glosario.asp

(35).Ob. cit. ant. “El esoterismo, Luc Benoist, Presses Universitaries de France, París, 1965


(37). Nabí, (anbiyâ (plural de nabí)). Profeta, anunciador. El amor de un nabí es la concreción del îmân, (tener plena confianza en Al-lah). Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 72 y “Nabí y Rasûl” en http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/22/nabi.htm

(38). Sobre la vida, obra y exhortaciones de Abd al-Qádir al-Yilani véase:  http://www.webislam.com/?idt=3342

(39). Abu Hafs al Nisaburi (m. 265/878-79), uno de los principales Fityan del Jurasán, manifestaba que la Futuwah se enseñaba por la acción y no por las palabras. En un encuentro con Yunaid, a la pregunta de éste en qué consistía la Futuwah, declaró: “La Futuwah consiste sobre todo en obrar con rectitud y en no exigir del prójimo que haga otro tanto”

(40). Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Págs. 43 y 103. Ampliar estos conceptos y otros específicos del lenguaje sufí en: http://www.musulmanesandaluces.org/publicaciones/voc.%20sufi/Voc.%20Sufi-2.htm

(41) Véase “La lucidez implacable”, Capítulo VII: Principios de los hombres de la reprobación, Risalât al-Malâtiyya, Al-Sulami, en: http://www.islamyal-andalus.org/publicaciones/risalat/risalat7.htm. Sobre la Malamatiyya véase: http://unviajeespiritual.blogspot.com/2008/05/textos-sobre-malmatiyah.html

(42). Dhul Nun al Misri, el Egipcio (m. 245/859 en El Cairo). Véase http://www.webislam.com/?idt=2865

(43). Himma, determinación, energía propia de cada ser humano.Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 38.

(44).Futuwah, Al Sulami, ob. cit. ant, pág. 35.

(45). Rabiah Al- Adawiyyah (m.185/801) ¡Dios mio!, rezaba ella, si Te he adorado por miedo al infierno, quémame en su fuego. Si es por deseo del Paraíso, prohíbemelo. Pero si Te he adorado sólo por Ti, entonces no me prohíbas ver Tu rostro, Enciclopedia del Islam, Emilio Galindo Aguilar, Darek - Nyumba, Madrid, 2004. Pág. 401.

(46). Hubb. Amor, (...) se trata de algo que procede de lo más íntimo y profundo de nuestro ser. Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 39.

(47). Véase: “La etapas del amor en el sufismo persa primitivo de Rabea a Ruzbahan”,en:http://www.nematollahi.org/revistasufi/leertex.php?articulo=106

(48). Abu Yazid Al Bistami (m. 261/874 o 234/878), uno de los pertenecientes a la llamada “escuela de Bagdad”, junto a Al Yunaid y Hasan al Buri, son los que comienzan a desarrollar dentro del tasawuff unos elementos y un lenguaje técnico  diferenciado.

(49).“Futuwah, Al Sulami, ob. cit. ant, pág. 52.

(50). Relación de “principios” transmitidos por Al-Sulami en Futuwah, véase: http://www.latravesiadorada.es/al_sulami.pdf

(51).En relación con la Futuwah, Muhámmad simboliza al hombre en su plenitud, la más humilde y carnal personalidad humana junto con el más elevado grado espiritual. Véase Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 68.

Sobre Muhámmad, bibliografía recomendada y véase de Seyyed Hossein Nasr: http://www.webislam.com/?idt=2747

(52).Véase Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Págs. 35 y 36. 

(53).Marifa; en este caso sería el conocimiento que se tiene de las altas cuestiones de la vía espiritual. Véase Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 63.

“  (...) los sufíes se reservan Ma‘rifa para el conocimiento de la esencia de las cosas que se alcanza con el refinamiento del espíritu, coincide con la verdad de las cosas y la acoge como sabiduría(...)” Ver:


(54). El Qur’an es llamado también Discernimiento (furqân), Descenso (tancîl), Recuerdo (dzikr), Libro (Kitâb). Véase Ob. Cit. Ant. Yaratul-lah Monturiol, Términos Clave del Islam (...), Pág. 87.

(55). Ob. Cit. Ant. Julio Cortes, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1979, Pág. 436.
______________________________________________________________


BIBLIOGRAFIA .


Muhámmad Asad “El Mensaje del Qur’an“. Junta islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, Córdoba, 2001.

Julio Cortes, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1979.

Carlos A. Segovia, “El Corán. Religión, hombre y sociedad”, Antología temática, Biblioteca Nueva, Madrid, 2007.

Emilio Galindo Aguilar, “Enciclopedia del Islam“,Darek - Nyumba, Madrid, 2004.

Yaratul-lah Monturiol, “Términos Clave del Islam“, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006.

Hujwiri, Ali bin Uthman al-, The Kashf al-Mahjub, Trad. al inglés por R. A. Nicholson, Labore, Islamic Book Foundation, 1976.

Pablo Beneito Arias, “Los Nombres de Dios en la Obra de Muhyi-L-Din Ibn al-Arabi“. Madrid. Universidad Complutense de Madrid. 2001.

Al Sulami, Futuwah”, Tratado de caballería sufí, Introducción y notas por Faouzi Skali, Traducido del francés por Antonio López Ruiz, Ediciones Paidos, Barcelona, 1991.

Demetrio Giordani Introduzione Al Sufismo (Al-Muqaddima fî-t-Tasawwuf), As-Sulamî,  Il leone verde, Torino, 2002.

Alexandre Popovic & Gilles Veinstein Las sendas de Allah, Ediciones Bellaterra 2000, Barcelona, 1997.

Henry Corbin, “El hombre de luz en el sufismo iranio”, Ediciones Siruela, Madrid, 2000.

Martin Lings, “¿Qué es el Sufismo?”, José J. De Olañeta. Editor, 2001.

Martin Lings, “Muhámmad“, Hiperión, Madrid, 1989.

Martin Lings, “Un santo sufí del siglo XX. El Sayj Ahmad Al-Alawî”, José J. De Olañeta, Editor, Palma de Mallorca, 2001.

Algazel, “Confesiones”, Alianza Editorial, Madrid 1.989.

Abd ar Rahman as Sulami, “La lucidez implacable”, Editorial SUFI, Madrid, 2006.

Idries Shah, “Los Sufís”, Editorial Kairós, Barcelona, 1994.

Ibn Arabi, “Tratado de la Unidad, Editorial Sirio, Málaga, 1987.

Ibn Arabi, “Tratado del Amor”, Edicomunicación, S.A., Barcelona, 1988.

Mehdi Flores, “Muhámmad, el sello de los profetas”, Junta Islámica, Centro de Documentación y Publicaciones Islámicas, Almodóvar del Río, 2006.

Ibn Ata’illah, “El libro de la sabiduría”, Editorial SUFI, Madrid, 2001.

Annemarie Schimmel, “Introducción al Sufismo”, Editorial Cairos, Barcelona,
 2007.

Louis Massignon, La Pasión de Hallaj. Mártir místico del Islam”, Edición a cargo de Herbert Mason, Paidós Orientalia, Barcelona, 2000.

William C. Chittick, “Mundos imaginales: Ibn al-Arabi y la diversidad de las creencias”, Mandala Ediciones, Sevilla, 2003. Colección Alquitara.

Felipe Maillo Salgado, “Vocabulario de historia árabe e islámica”









                                
















1 comentario:

  1. Salamualeikum, me gustaría hacerle una consulta a respecto del libro de Al Sulami "Futuwah” sabe si es posible comprarlo en algún lugar? Muchas grscisd

    ResponderEliminar